28 de febrero de 2022.- Observatorio Financiero del Consejo General de Economistas. El Consejo General de Economistas rebaja su previsión de crecimiento para 2022 en 4 décimas, del 5,6-5,8% estimado hasta el 5,2-5,4% motivado por el conflicto Rusia-Ucrania

    El indicador adelantado del IPC ha aumentado 0,6% en febrero, siendo su variación interanual del 7,4%.  La inflación subyacente aumenta 6 décimas, hasta el 3%.

    La expectativa de una inflación más persistente a lo largo de 2022 hace prever que los ciudadanos se vean obligados a reducir su consumo y por tanto se entre en el círculo vicioso de que las empresas reduzcan su producción y el crecimiento económico se vea impactado negativamente.

    Los  Bancos centrales podrían suavizar las retiradas de la liquidez y posponer las subidas de tipos de interés.

    OBSERVATORIO FINANCIERO, 28 DE FEBRERO DE 2022

    La invasión de Rusia a Ucrania iniciada la madrugada del pasado jueves 24 tiene como primera consecuencia la crisis humanitaria, con miles de fallecidos, millones de desplazamientos a países vecinos y destrucción de las infraestructuras en el país. Además de este importante impacto humanitario, que afecta a toda Europa, estos acontecimientos pueden tener consecuencias muy relevantes a nivel mundial. En nuestro análisis intentamos prever, en un marco de gran incertidumbre con grandes riesgos geopolíticos, las consecuencias de esta situación para nuestra economía.

    La primera consecuencia es el impacto en el precio de la energía por la gran dependencia de Europa de la energía rusa, tanto del petróleo, gas, o metales preciosos e industriales, así como de otras materas primas.  Aunque se habría previsto que este primer semestre tendería a moderarse la inflación, estos acontecimientos van a surtir el efecto contrario. 

    Según datos publicados por el INE en el día de hoy, el IPC, que ya comenzó 2022 muy elevado (6% en tasa interanual en enero en España y 5,1% en la zona euro), ha tenido una variación mensual en febrero del 6%, mientras que en tasa interanual ha aumentado un punto, hasta situarse en 7,4%, (la tasa más alta desde julio de 1989). Por su parte la tasa de variación interanual de la inflación subyacente ha aumentado 6 décimas con respecto al mes anterior, hasta situarse en el 3%, la cifra más alta desde 2008. Es posible, además, que este dato, al ser adelantado no tenga en cuenta la subida de los precios de los últimos días, teniendo en cuenta que el petróleo cotiza ya por encima de los 100$ barril, agravado, en nuestro caso, por la apreciación del dólar frente al euro al convertirse en moneda refugio, lo que contribuye a aumentar el precio, aún más, de la energía.

    Asimismo, los posibles problemas en las cadenas de suministro, que ya parecía que se estaban relajando, pueden frenar la producción. Hay que indicar en este sentido que el Índice PMI compuesto de la actividad total de la Zona Euro en febrero ha sido de 55.8 frente a 52.3 de enero, constatándose una intensa aceleración del crecimiento económico que, por desgracia, esta situación puede truncar.

    Nuestra previsión de crecimiento para 2022, basada en este incremento de la actividad a medida que se están relajando las medidas sanitarias y están disminuyendo los cuellos de botella, unido a la aplicación de los fondos europeos, fue el pasado mes de enero de entre el 5,6 y el 5,8%. Sin embargo, consideramos que, con las cautelas por la situación de conflicto entre Rusia y Ucrania y el alto nivel de incertidumbre existente, el crecimiento del PIB español se moderaría unas cuatro décimas y se podría situar, en torno al 5,2-5,4%.   

    Estamos en un momento muy complejo. De una parte, los ingresos públicos han aumentado, vía imposición indirecta, lo cual ha permitido reducir el déficit público que se ha situado en noviembre en 4,61% del PIB. Pero la expectativa de una inflación más persistente a lo largo de 2022, en gran parte como consecuencia de la guerra Rusia-Ucrania, que en febrero ya se ha situado en el 7,4%, hacen prever que los ciudadanos se vean obligados a reducir su consumo y por tanto se entre en el círculo vicioso de que las empresas reduzcan su producción y el crecimiento económico se vea impactado negativamente.

    Aunque 2021 registró una reducción importante de la tasa de paro, y en enero el comportamiento ha sido positivo, la desaceleración del crecimiento podría acarrear un incremento del número de parados. A este respecto hay que considerar la finalización del aplazamiento de los ERTES, a los que actualmente hay acogidos más de 100.000 trabajadores con empleo total o parcialmente suspendido.

    La deuda pública a 31 de diciembre, según el avance mensual del Banco de España, ha ascendido a 1.428 billones euros, que representa el 118,7% del PIB, un comportamiento mejor de lo esperado tanto por el Gobierno como por los analistas, aunque es una cifra muy elevada y preocupante. Para 2022 se espera que siga moderándose, y se sitúe en torno al 117% del PIB.

    Esta situación, como es lógico, también tendrá su efecto en la política monetaria tanto de Reserva Federal (FED) y del Banco Central Europeo (BCE), que podría hacer que se pospongan las posibles subidas de tipos de interés que se preveían para este año y suavizar las retiradas de liquidez. Se espera que en las próximas reuniones de la FED y del BCE de mediados de marzo se trate la estrategia a seguir.

    Por otra parte, habrá que analizar y seguir de cerca las consecuencias de las sanciones impuestas a Rusia por la Unión Europea y Estados Unidos con el apoyo de Reino Unido y Canadá, dado que Rusia es un importante exportador de materias primas a Europa, y principalmente a Alemania.

    Con toda esta incertidumbre es muy complicado hacer estimaciones. Lo deseable es que el conflicto finalice pronto, fundamentalmente por el drama humanitario que se ha generado y que no suponga nuevos riesgos geopolíticos y económicos.